Tarde de Domingo

La tarde del domingo tiene un halo especial. El día se duerme sobre un silencio expectante. El sentimiento es de color naranja grisáceo como las mandarinas que se mueren de viejas en el frutero de mi casa.

La gente habla lo preciso para no desequilibrar el último hálito de vida del fin de semana. Se agota el descanso semanal y las responsabilidades todavía quedan a una noche de distancia.

Algunos carros regresan del campo con el motor triste. Todo se escucha en sordina. Como si tuviéramos la cabeza metida en un acuario. La noche va cayendo con pereza y la mirada se vuelve confusa.

La mente se torna lenta y existencial. Quisiéramos desaparecer con todas las preguntas absurdas que no hemos contestado jamás.

“Duerme, duerme negrito... que tu mama está en el campo, negrito...” parece decir la tarde del domingo o quizás: “Cuando la tarde languidece, florecen las sombras...”

Yo prefiero leer un poema que se clave duro en el corazón para sangrar este desaliento dominical, eructar las letras mal digeridas del infaltable crucigrama o remachar la esperanza inútil de los anuncios de empleo.

Ahora entiendo por que dicen que los poetas siempre se suicidan los domingos a las cinco de la tarde.

- Carlos Eduardo -

Comentarios

Anónimo dijo…
Perdón por mi ignorancia, pero siempre pensé que eso solo me sucedia a mí...
Carlos Andrés dijo…
bueno, no es cuesión de ignorancia. Yo creo que debemos admirar a las gallinas... hum... no sé, creo que escribiré un Cotidiano al respecto, su actitud es sospechosa.
Artehaga dijo…
Si yo fuera un poeta, me habría suicidado hace 36 minutos exactamente, este post me llegó que ni mandado del cielo, lectura de domingo a eso de las seis de la tarde, para ver si el tedio y la pereza de este día se van rápido, y peor aún porque tan terrible como tener que vivir un domingo de 24 horas es tener que vivir un cumpleaños de 24 horas un domingo!!! O sea... Todo mal!!!
Carlos Vásquez dijo…
Son las seis, de este domingo. Una brisa fría y calculadora gira por la habitación. Trae noticias del reino del tedio. Las calles del recuerdo lucen vacías hasta donde alcanza la vista.
Anónimo dijo…
No soy poeta, solo soy una simple mortal que el lunes a las 5:30 am, se lamentara de no ser poeta los domingos a las 5:00 pm.
Anónimo dijo…
Yo pienso que el autor quiere expresar en este escrito, que lo aburridor no es el domingo por la tarde sino lo que se piensa en
Esas tardes que no es más que el aturdidor de nuestras mentes que gritan las responsabilidades que se viene en la siguiente semana, justo después de este domingo.
DIGOJOLO

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