Psicosis
Esta semana me impresionó la historia de una de mis estudiantes. Ella y su grupo de psicología fueron a un hospital mental para un trabajo de campo. Tuvieron una sesión con uno de los internos y las observaciones fueron espeluznantes.
El tipo venía trasladado de la cárcel por el asesinato de cuatro personas. Su psicosis se despertaba en cuanto alguien lo miraba con fijeza. Él decía que podía saber si las personas hablaban mal a sus espaldas con solo fijar la mirada en sus ojos.
Además, contaba que en su delirio, veía a sus víctimas de un tamaño asombrosamente pequeño. En la mente de este asesino, únicamente la muerte los volvía a su tamaño normal.
Esta mañana me desperté con la historia de mi estudiante en la cabeza. Salí a la calle y, no pude evitar imaginarme como se verían las personas desde una realidad alterada por la mente. Entornando un poco los ojos, empecé a ver señoras con cara de perro pekinés, tipos con narices de pompón y niñitos con cabeza de flauta.
Llegué a la casa y me miré al espejo. Quería estrenar este supuesto talento con mi propia imagen, pero no pasó nada. Sólo vi a un hombre adulto, sin afeitar, que me miraba con curiosidad detrás de los aros metálicos de las gafas.
Me atrevo a pensar que estoy dentro de unos parámetros de distorsión normal. Pero, por si acaso, voy a dejar de mirar con malos ojos a quienes sospecho que hablan mal de mi y bajo ningún pretexto me le vuelvo a arrimar a una persona adulta que mida menos de 1, 50 m. de estatura.
Atentamente,
Norman Bates… perdón, quiero decir... Carlos Eduardo.
El tipo venía trasladado de la cárcel por el asesinato de cuatro personas. Su psicosis se despertaba en cuanto alguien lo miraba con fijeza. Él decía que podía saber si las personas hablaban mal a sus espaldas con solo fijar la mirada en sus ojos.
Además, contaba que en su delirio, veía a sus víctimas de un tamaño asombrosamente pequeño. En la mente de este asesino, únicamente la muerte los volvía a su tamaño normal.
Esta mañana me desperté con la historia de mi estudiante en la cabeza. Salí a la calle y, no pude evitar imaginarme como se verían las personas desde una realidad alterada por la mente. Entornando un poco los ojos, empecé a ver señoras con cara de perro pekinés, tipos con narices de pompón y niñitos con cabeza de flauta.
Llegué a la casa y me miré al espejo. Quería estrenar este supuesto talento con mi propia imagen, pero no pasó nada. Sólo vi a un hombre adulto, sin afeitar, que me miraba con curiosidad detrás de los aros metálicos de las gafas.
Me atrevo a pensar que estoy dentro de unos parámetros de distorsión normal. Pero, por si acaso, voy a dejar de mirar con malos ojos a quienes sospecho que hablan mal de mi y bajo ningún pretexto me le vuelvo a arrimar a una persona adulta que mida menos de 1, 50 m. de estatura.
Atentamente,
Norman Bates… perdón, quiero decir... Carlos Eduardo.
Comentarios
Pienso que en este mundo nadie conoce la verdad absoluta... y aunque muchas personas creen saberla, lo cierto es que este es un mundo lleno de misterios.
Y ese es el sabor de la vida...
verlo de una manera un tanto fantaciosa donde naves de orion llegan y
sobrevuelan la tierra , y donde volamos de un punto a otro y a la vez,
nos
tele transportamos a lugares inimaginables .Dado esto no podemos
indagar
sobre las personas influenciando en su pensamiento y la manera de
ver el
mundo porque si ocurriese eso seriamos unos completos dementes.
_____________________________________