En Defensa de la Grisales
Por Carlos Vásquez
Las críticas a la modelo, actriz y presentadora colombiana se multiplican cada vez que la diva aparece en televisión o es capturada por los flashes de los fotógrafos de farándula. Unos hablan de su edad, otros de sus comentarios vehementes y algunos les incómoda su supuesta laxitud moral. Sin embargo...
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Amparo Grisales, 50 años. Diva colombiana. |
Algunos dicen, sobre todo las féminas, que todo
en el cuerpo de la Grisales es postizo y que es el resultado lógico de muchas horas de entrenamiento en el gimnasio. "Así cualquiera", agregan sus detractores. Bueno, a mí no me consta nada, pero para efectos
de exponer mi punto de vista, hago una analogía: yo soy comunicador, esa es mi
profesión, y para ejercerla –aparte de algo de talento– necesito hacer algunas
inversiones: una grabadora, una buena cámara, un buen portátil, además de un par
de costosos dispositivos tecnológicos. Pero si fuera modelo y viviera del “cómo me ven los demás”, creo que gran
parte de mi dinero iría a parar a las manos de cirujanos plásticos, productos
rejuvenecedores y costosos centros de acondicionamiento físico.
Además, ir a un gimnasio no tiene nada de malo, por el contrario, es de admirar la
disciplina y la voluntad de Amparo Grisales.
Lo digo yo que llevo más de diez años amenazando con matrícularme en uno de
ellos, pero mi fobia al dolor muscular me lo impide.
La Grisales no tuvo tiempo para estudiar un posgrado o hacerse otorgar un título honoris causa en alguna universidad prestigiosa,
de la misma manera como muchas mujeres no tienen tiempo para hacer ejercicio o dedicarse a su cuidado y atención personal. Nuestra diva colombiana tiene recursos económicos, eso es cierto, pero no por eso se le puede considerar una mala persona. La solvencia y los contactos adecuados ayudan a que una persona ascienda los peldaños de la escalera del éxito con mayor rapidez, pero no la descalifican como profesional.
En referencia a este tema, a veces pienso en mí como un escritor, pese a que ninguna editorial famosa me ha publicado un libro, ni me he preocupado porque lo hagan. Sin embargo, si fuera familiar de los directivos de una de ellas o si tuviera el contacto adecuado, no dudaría en aprovechar mis amistades para tener el gusto de ver mis textos en blanco y negro. ¿Eso me hace un mal escritor?
En referencia a este tema, a veces pienso en mí como un escritor, pese a que ninguna editorial famosa me ha publicado un libro, ni me he preocupado porque lo hagan. Sin embargo, si fuera familiar de los directivos de una de ellas o si tuviera el contacto adecuado, no dudaría en aprovechar mis amistades para tener el gusto de ver mis textos en blanco y negro. ¿Eso me hace un mal escritor?
Aclaro que admiro mucho la inteligencia en
una mujer, pero también me atrae la belleza física. La Grisales me ha convencido siempre con los
argumentos de su cuerpo, y nunca con los de la razón. Si la juzgo intelectualmente, al lado de mi
admirada Diana Uribe, por ejemplo, la diva sale perdiendo, pero si la
comparo con… bueno, con cualquier esposa del vecino que sale en pijama rota y
sin bañarse todos los días a las dos de
la tarde para la tienda, pues es indudable que la diferencia se nota.
Amparo, estoy con usted. Me importa un bledo los chistes que hagan a
su costa, me tienen sin cuidado los
disparates que usted diga o los que le atribuyan los medios. Usted es simplemente una mujer despampanante
porque en usted se conjuga una poderosa mezcla de femineidad, sensualidad y erotismo.
Por esto y por todo lo que usted es, me
atrevo a proclamar, voz en cuello: “Larga vida a la Grisales”.
Nota: hágase mi saludo extensivo a la superbellísima Natalia Paris… faltaba más, a mí también me gusta “la música de los CDs”.
Fuente de la imagen:
Fotografía tomada de la Revista Soho. Extraída el 29 de abril de 2012 desde http://www.soho.com.co/galerias-mujeres/galeria/amparo-grisales/15032
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