Mis Primeras Canas

Escrito por Alberto Leonardo Cifuentes.

Este primer escrito está dedicado a la mujer que me hará vibrar a partir del año 2007…
Manuela Cifuentes Restrepo, nació el 1 de enero.


“Reflexiones de un existencialismo propio de mi generación”.

Hoy parece un día normal, como dirían algunos: “alegre y divertido”. El sol revienta como si fuera a explotar. Diciembre empieza. Mes de parranda y celebración dirán algunos. Corro a abrir la puerta de mi apartamento. Hoy tengo varios compromisos y la verdad no sé si alcance a lograrlos todos. Bajo las escaleras en cinco segundos, reviso si todo está en regla, busco desesperadamente las llaves del carro y me monto en él.

De pronto veo a lo lejos que alguien se proyecta. No lo logro descubrir sino hasta muy pocos metros de mi vista en donde ella está. Es Luz, una de las niñas que hace la vigilancia en mi unidad. Ella con su sonrisa y su entusiasmo que la caracterizan me lanza el siguiente piropo: “Oiga don Alberto ya le empezaron a salir canas, pero no se preocupe le lucen muy bien”. Bastaron diez segundos y medio para subirme al carro y meditar sobre lo dicho. Hoy mes y medio después sigo paralizado.

A partir de ese momento surgen varias preguntas ¿Porqué la gente dice frases que no queremos que sean escuchadas por nosotros?

Acuérdese cuando éramos niños y nos obligaban a tomar sopa de espinacas porque estábamos en crecimiento, esa es una de tantas frases que nos acordamos.

Que a uno después de cierta edad le salgan las benditas canas, venga y va, pero después de semejante poesía y piropo es mucho lo que tengo para reflexionar.

No quiero parecer vanidoso pero no estamos preparados para una vejez prematura. Lo digo en mi nombre y en el de muchos de mi generación que hacen hasta lo imposible por verse jóvenes y bellos.

Después de esto hice un juramento a mi esposa cuando cumpla los 50 años me las dejo antes jamás.

Los hombres somos vanidosos por naturaleza y miedosos del tiempo que pasa y no perdona. Nos sentimos enfermos como si algo no estuviera bien, parecemos un árbol de navidad lleno de adornos en la cabeza o un raspado con un hueco en la mitad. Las canas son interesantes. No sé si se ven bien para las mujeres. Pareciera un castigo o impotencia intelectual y una reflexión que nos invita a ser verdaderos machos. No conozco la primera mujer que se deje las canas desde joven.
Ese color blanco una vez ingresa a nuestro cuerpo no descansa hasta convertirnos en hombres de nieve. El tiempo nos da la oportunidad para acelerar el paso y pensar rápidamente en nuestra familia, país, futuro económico y las preguntas de rigor para la complejidad de vivir. Todo lo que hagamos se debe ejecutar ya, en un tiempo mínimo.

Yo, de verdad, estoy pensando cuando cumpla 50 años, si este piropo me hizo más hombre o por el contrario me desgasta en tiempo y energía. Así haré una segunda parte de semejante escrito como una reflexión de un hombre para todas las mujeres que en ese tiempo tengan canas.

Amanecerá y veremos como diría un ciego…


Comentarios

Albertico, qué gustazo verte por acá hombre.

Me parece bien el ejercicio de escribir; lo de la cana es una (buena) excusa.

Pero no creo que sea para tanto.

Además,a usted, casado y con dos mujeres por las cuales preocuparse, le queda bien ese toque de aplomo que va llegando con la edad.

No te perdás de estos lados, compañero.
Xiomy dijo…
Es ineludible todo este asunto de las canas, todos si tenemos suerte llegaremos allá; yo en lo personal lo veo como un excelente peldaño de la pirámide de la experiencia.

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