GRAFFITI

Escrito Cotidiano por Carlos Eduardo Vásquez.


Todo se juntó... El “mail” sobre la mala leche de los colombianos asociada con los prófugos españoles que llegaron a América. La falta de plata para comprar la horca de mi angustia tercermundista. La crítica de algunos compatriotas que dicen que nuestros males no tienen que ver con ellos sino con el resto de habitantes de este circo que llamamos país. Y como remate, me escribe un amigo y me dice que ya “huele a natilla y buñuelos por que viene diciembre”.

¡Que vaina! pensé con el último comentario, otra vez a gastar lo que no me he ganado, a soportar los escándalos navideños de los vecinos y aguantar la hipocresía creciente de tipos y tipas que ni conozco pero que influenciados por el ambiente navideño y la intoxicación alcohólica me quieren vender la idea de un mundo feliz…

En fin, estos absurdos, me terminaron emboscando en un baño de la universidad.

El caso es que orinaba a puerta cerrada, pido perdón a los sensibles, pues tengo la manía de conservar la privacidad de ciertas funciones corporales. Cuando veo un único graffiti escrito en la pared. Alguien había dibujado una cruz gamada y había garrapateado más abajo “Arriba los Nazis”.

Imaginé al idiota que escribió el texto, su enternecedora ignorancia y su desenfocada rebeldía. Estaba seguro que el tipo ni siquiera había leído dos letras seguidas de un texto serio sobre el nazismo y su paranoia racial.

No soy escritor de paredes ni nada parecido. Pero confieso que no pude evitar sacar mi lapicero y escribir con toda la rabia contenida en mi interior una respuesta para el imbécil y sus seguidores:

“Los mestizos nunca podremos ser nazis.”

Imagino que la navidad de la que habla mi querido amigo llegará pronto y con ella las vacaciones universitarias. Las paredes estarán repintadas y para el próximo año, mi trivialidad y la de mi adversario gráfico habrán sido borradas. La pared volverá a ser blanca y el ignorante seguirá en su ignorancia.

Solo me preocupa un asunto. Dicen que uno comienza por perdonarse las pequeñas cosas y termina justificándose en las grandes cosas…

¿No habrá presenciado la pared de este baño universitario el nacimiento de otro irredento escritor de graffitis?

Comentarios

Anónimo dijo…
¡que manera de leer el mundo!
Anónimo dijo…
Releyendo tu texto me asalta una idea: Al igual que con el graffiti en unos días, pasara con nosotros en unos años; no quedara huella de nuestra existencia. Me pregunto ¿sí alguno de nuestros actos dejaran huella? Si no es en el mundo por lo menos en las personas.
Pero no la huella de un sentimiento o un recuerdo de la perdida de un ser querido. Seria algo como una característica autentica y propia de uno.
Carlos Vásquez dijo…
Un consejo que escuché hoy mismo... regala algo de tu tiempo para los demás en una obra social, en una investigación, en un grupo de interés, etc. Así podemos dejar huella algún día. Si no pues trata de la manera tradicional: escribe un libro, ten un hijo, planta un árbol.

Por otro lado, te has preguntado alguna vez, si nuestro objetivo en la vida es dejar huella para complacer nuestro ego o para servir a los demás.

La primera siempre se escapa y la segunda llena sin esperar nada a cmabio. La huella es una dulce consecuencia.

Un fuerte abrazo.
Anónimo dijo…
No me lo habia preguntado; y tampoco lo habia visto por el lado de la manera tradiccional.
Carlos E; Gracias por la respuesta,creo que ya te habia dicho que siento un gran respeto y admiracion por vos.
Carlos Andrés dijo…
Carlos, amigo: qué buen texto.

El mejor manchón que alguna vez leyera en un baño, decía (o más bien preguntaba): "¿Vino a miar o a leer?
Carlos Vásquez dijo…
jajaja! tienes razón, es de desocupados andar leyendo tonterías en los sitios donde no se va a leer sino a... bueno, a distintos menesteres.

Xiomy, un fuerte abrazo para vos, también creo que eres muy especial y te agradezco mucho tu constancia y colaboración con el blog.

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