Pensamientos de Longaniza

Qué difícil es sentir que a uno no lo entienden. Creo que constantemente experimentamos la sensación de que los otros no saben exactamente de qué estamos hablando, aunque estén asintiendo con su cabeza mientras pronunciamos nuestras palabras.
En un salón de clase ese mismo sentimiento no sólo se repite sino que se expande matemáticamente. Las universidades son, por lo general, el templo de los estudiantiles “noentiendo” y de los profesorales “nomentienden”.
Acusamos en los demás su incomprensión para con nosotros (Al tiempo que sucede lo contrario; pero ése es otro tema: cómo entender a los demás).
Y tal vez esa certeza de que los otros no están sintonizados con nosotros se deba a que constantemente queremos que piensen como pensamos. En eso he estado discurriendo en estos días. De ahí que viniera a mi memoria uno de los episodios de El Chavo en el cual quedan claras ambas cosas: primero, los otros no acceden a mi ideas, es decir no me entienden, -en parte- porque –segundo- no son como yo.
El maestro Longaniza, ese ser acostumbrado al tremendo sentimiento –más bien diría certeza- de que no le entienden, trata de mostrarles a sus estudiantes la importancia de leer. Así que usa lo mejor de su discurso, enarbolado, bello, rimbombante, retórico, lleno de bellas figuras, para insistir en la importancia de los libros como fuente para la imaginación, como forma de habitar en mundos sorprendentemente desconocidos, de enamorarse de personajes provenientes de cualquier parte del universo, etcétera, etcétera.
Ya con pequeñas lágrimas a punto de salirle, remata su intervención diciendo algo así como: “Niños, tener un libro es acceder al mayor tesoro de la sabiduría humana; mientras lean serán personas valiosas… Podrán soñar, e imaginarse universos maravillosos. Si leen un libro… Si leen un libro: ¡Serán como yo!”
En un salón de clase ese mismo sentimiento no sólo se repite sino que se expande matemáticamente. Las universidades son, por lo general, el templo de los estudiantiles “noentiendo” y de los profesorales “nomentienden”.
Acusamos en los demás su incomprensión para con nosotros (Al tiempo que sucede lo contrario; pero ése es otro tema: cómo entender a los demás).
Y tal vez esa certeza de que los otros no están sintonizados con nosotros se deba a que constantemente queremos que piensen como pensamos. En eso he estado discurriendo en estos días. De ahí que viniera a mi memoria uno de los episodios de El Chavo en el cual quedan claras ambas cosas: primero, los otros no acceden a mi ideas, es decir no me entienden, -en parte- porque –segundo- no son como yo.
El maestro Longaniza, ese ser acostumbrado al tremendo sentimiento –más bien diría certeza- de que no le entienden, trata de mostrarles a sus estudiantes la importancia de leer. Así que usa lo mejor de su discurso, enarbolado, bello, rimbombante, retórico, lleno de bellas figuras, para insistir en la importancia de los libros como fuente para la imaginación, como forma de habitar en mundos sorprendentemente desconocidos, de enamorarse de personajes provenientes de cualquier parte del universo, etcétera, etcétera.
Ya con pequeñas lágrimas a punto de salirle, remata su intervención diciendo algo así como: “Niños, tener un libro es acceder al mayor tesoro de la sabiduría humana; mientras lean serán personas valiosas… Podrán soñar, e imaginarse universos maravillosos. Si leen un libro… Si leen un libro: ¡Serán como yo!”
Y todos los niños arrojan sus libros por el aire.
Comentarios
En fin, me agrado tenerle como profesor.
Un dardo más en el mundo creado por Roberto Gómez Bolaños. Grandioso mejicano que llevo a latinoamérica hasta los confines del planeta con su "Chavito"... perdón, con nuestro "Chavito", pues es un logro cultural.
Carlos Eduardo
La falta de concentracion es un oroblema que nos sucede a diario y por ende a veces es muy dificil darnos a entender que tristeza a diario sucede en nuestros estudios y en cualquie area donde nos encontremos.
Es importante resaltar que muchas veces como lo dices en el escrito el problema esta en querer que los demas piensen como nosotros, o lo peor aun que trasmitamos poca claridad.Que lo dicho esta entendido, muchas veces sin entendimiento propio.