BILLETERA
Escrito Cotidiano por Andrés David Ospina, Estudiante de Ingeniería de la UCO
Eran las 7 de la mañana. Sonó el teléfono y dormido escuché la voz de un señor que traía un cheque de mi papá. Concertamos una cita en el parque y el portador del cheque me aclaró que tenía que ser de inmediato.
Me puse una pantaloneta y unos tenis. En la puerta, la señora de la casa me dijo que llevara los documentos para cambiar el cheque de una vez.
Me devolví por la billetera y la guardé en un bolsillo. En el taxi, recordé que mis amigos me decían que tuviera cuidado con la billetera. Pensé: “en cuanto pare el taxi me fijo que esté ahí. Pero no fue así, se me olvidó por completo.
El señor me dio el cheque, pero no lo pude cambiar en Rionegro porque no hay Bancafé.
Llegué a mi casa y recordé la billetera… ¡No estaba en mi bolsillo! Ahora cómo iba a cambiar el cheque… Además, perdí los papeles, el poco dinero que tenía, las cartas de mi ex, ahhh.
Entré a la casa desesperado. y… sorpresa, al subir las escalas la encontré... Allí estaba, tirada en el suelo, se me había caído antes de salir.
Recuperé mi día, unos pocos pesos, las cartas de mi ex y, claro, la generosidad de mi padre.
Eran las 7 de la mañana. Sonó el teléfono y dormido escuché la voz de un señor que traía un cheque de mi papá. Concertamos una cita en el parque y el portador del cheque me aclaró que tenía que ser de inmediato.
Me puse una pantaloneta y unos tenis. En la puerta, la señora de la casa me dijo que llevara los documentos para cambiar el cheque de una vez.
Me devolví por la billetera y la guardé en un bolsillo. En el taxi, recordé que mis amigos me decían que tuviera cuidado con la billetera. Pensé: “en cuanto pare el taxi me fijo que esté ahí. Pero no fue así, se me olvidó por completo.
El señor me dio el cheque, pero no lo pude cambiar en Rionegro porque no hay Bancafé.
Llegué a mi casa y recordé la billetera… ¡No estaba en mi bolsillo! Ahora cómo iba a cambiar el cheque… Además, perdí los papeles, el poco dinero que tenía, las cartas de mi ex, ahhh.
Entré a la casa desesperado. y… sorpresa, al subir las escalas la encontré... Allí estaba, tirada en el suelo, se me había caído antes de salir.
Recuperé mi día, unos pocos pesos, las cartas de mi ex y, claro, la generosidad de mi padre.
Comentarios
Y con todo te das cuentas que sí hay alguien que te quiere...
No podría desearte mejor suerte, así es que, ahí va un abrazo...
Al.
A veces por estar de prisa siempre no hacemos las cosas bien. todo se debe ala falta de coordinacion para hacer las cosas.
No tenemos una diciplina o mejor no somos diciplinados en nuestra vida cotidiana.