Breve Pato-logía

Intento deleble por Carlos Andrés Arango

Una ciudad se puede entender como una obra de teatro, en la cual no hay un director y un escritor, sino muchos actores que son, a su vez, directores, actores, escenógrafos, maquillistas, fotógrafos, utileros, tramoyeros, público, críticos de arte, músicos, técnicos de luces, etcétera. Por eso, un intento por comprender la ciudad deberá comenzar por reconocer a sus personajes.

Hoy, luego de una semana de mucho caminar, montar en bus, hablar con taxistas, ir a centros comerciales, y leer letreros de baño público, creo que tenemos una deuda, digamos antropológica, con muchos de esos personajes que diariamente se encuentran con nosotros; de momento pienso en estos tres: Chayán Emilio, el Pato y las gallinas. En todos los casos se requiere una investigación más amplia que nos ayude a saber más de ellos, pues se trata de dos animales y un fantasma de quienes constantemente tenemos noticias. Insinúo algunas pistas para comenzar el respectivo trabajo.

Chayán Emilio es un galán, o al menos eso cree. Tiene cierto aire a Leo Reyes, el de la novela. Suele poner en escena sus tácticas de acecho, a través de palabras aparentemente románticas y dulces como reina, miamor, cosota, dulzura, mivida, y otras semejantes. También lo suelen denominar Chayán Baigón porque la que no mata, la deja mariada. Los pachulies, camisas, accesorios y demás, imitan a las marcas más posicionadas del mercado, pero son piratas o falsamente parecidas a éstas; sin embargo, son su principal fuente de atracción.

Con su indumentaria suele atacar a las gallinas, una clase particular de mujeres cuya indumentaria le da a su morfología un aspecto bastante semejante a la mencionada ave de procedencia indochina de quien hereda su nombre gracias a varias razones. Suelen ser bajitas, o “pegadas al suelo” como se dice comúnmente. Su copete es esencial para su presencia, y se caracteriza por un cacareo constante que deja en silencio hasta al más paciente de los mortales. En su caminar destaca sus zonas corporales de la cadera, pecho, copete, y mira a un lado y otro como buscando algo. Que generalmente no se le perdió, pero ella busca insistente. Porque justamente es la insistencia –en cualquier cosa- lo que le da atributos específicos a su personalidad.

Para finalizar, el Pato. Éste es una subespecie de una mucho más amplia, aún sin estudiar, denominada chirrete, la cual, igualmente, es la mezcla de una especie desaparecida que antes de desaparecer evolucionó en otra. Veámoslo por partes: el sicario, una vez tomó algo de estatus empezó a dar paso al traqueto. Entre ambos no hay grandes diferencias más allá del lenguaje. La influencia del sicario en su proceso de conversión a traqueto ha sido decisiva en la aparición del chirrete; éste es un personaje potencialmente peligroso, pero bastante amenazador. El chirrete puede o no ser traqueto. Digamos que la segunda es una categoría funcional, pues se refiere a la opción laboral del individuo (traquetiar es el verbo), es decir a la manera como la persona deriva su sustento; en palabras chirretes: conseguir la papita para la cucha. La primera, en cambio, es una categoría estilística, que enfatiza en la apariencia y formas de hablar del sujeto.

Es ahí donde, en el intermedio de ambos, encontramos al Pato. Él está rodeado de traquetos, sicarios (los pocos que quedan), y chirretes. Sin embargo, contrario a todos ellos, no es capaz de coger un arma, cargar la marihuana del combo, o esconder las armas ante la inminente llegada de la Policía. Por eso la palabra Pato recobra cierto carácter peyorativo que la reingresa en el contexto de las cadenas de insultos o banderiadas. Dicho en palabras propias, un pato es un man que no probó finura.


Caminar una tarde, salir a tomarse una cerveza, o simplemente ir a estudiar o trabajar, implica encontrarse con muchos personajes de la fauna citadina, con los cuales se conforma toda una geografía humana cuya ecología aún está por elaborar.

Comentarios

Anónimo dijo…
Es cierto; en el mundo hay una gran diversidad de personajes, unos mas que otros identificados y correlacionados por gustos o por ideologías similares.
Pero no puedo negar que cuando uno abandona su propio rol para tratar de comprender y explorar uno ajeno (tal vez opuesto), es mucho lo que se puede aprender y observar; empezando por los diferentes puntos de vista que genera en si algo.

PD: leí este texto y no sé porque me acorde de la película la pelota de letras ¿será que influye mucho la generación en el desempeño de nuestro personaje?
Carlos Vásquez dijo…
Estimado amigo, te queda por fuera gran parte de la fauna urbana como "el bacán de vereda", "la niña bien", "la cuchibarbie" y su antítesis "la barbicucha", "el hippie", "El gavilán pollero", el pichón de profesional", etc...

Has tocado un filón de escritos cotidianos.


Carlosé
Anónimo dijo…
en realidad la vida nos da la oportunidad de demostrar nuestra identidad... pero en la actualidad solo se busca caer bien a la gente y es hay donde se pierde la verdadera esencia que llevamos cada uno.
Anónimo dijo…
Como decias algun dia, son mundos diferentes...reunidos todos en una gran esfera azul.
Anónimo dijo…
silvina dice: todos los dias cuando vuelvo a casa observo mucho y la verdad que cada dia este pais me sorprende con algo distinto, sobre todo con los personajes con los que la cotidianeidad te efrenta. En algo tenes razon carlos andres, esta cuidad es como una gran obra de teatro donde actuan los personas mas insolitas.

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