"Todo tiene su final..." (H. Lavoe)

1.
He leído tres veces “Todos los nombres”. El ritmo de la narración allí logrado por Saramago es tal vez uno de los que más me ha emocionado en la literatura conocida por mí hasta hoy. Por estos días, un compañero de la oficina llevaba un ejemplar; curioso, le pregunté por qué tenía a Saramago consigo, y me habló de un trabajo para el posgrado. Yo, motivado con el asunto, quise saber un poco más de su percepción de la novela, con lo cual, poco a poco se desató una conversación interesante. Luego de unos minutos, y cambiando un poco el entusiasmo, el compañero me preguntó cómo me parecía el final. Arrojado a una laguna mental, tan sólo alcancé a decirle que en general los finales de este escritor son “abiertos”. Pero -la verdad-no recordaba mucho cómo era el desenlace de la historia.

2.
“The Zodiac” es un “thriller” de algo más de dos horas, en donde a pesar de las múltiples investigaciones nunca se logra dar con “el verdadero asesino”. Al final, y veinte años después en el relato, unos textos en pantalla nos permiten culpar a uno de los principales sospechosos, pero ni en la historia real en la cual se basa la película, ni en su versión cinematográfica, hay un final cerrado. Pude sentir la desazón del público al salir de la sala. Yo, sin embargo, iba feliz: cuando Hollywood, de vez en cuando, se deja tentar por los finales abiertos, no predecibles, es innegable una cierta felicidad en mí.


3.
“Noche sin fortuna” es un proyecto de novela de Andrés Caicedo, el siempre adolescente escritor colombiano, quien la terminaba de escribir en los días anteriores a su suicidio; el proyecto quedó inconcluso. La última versión del texto, junto con un par de comentarios de algún crítico, y otro par de cuentos del mismo Caicedo que continúan o comentan personajes-situaciones de dicha novela, fueron publicados este año. Yo feliz iba con mi librito nuevo, y ante la pregunta de una estudiante, conté un poco la historia de Caicedo con esa novela. Con un tono de voz no imposible de interpretar como desilusión, ella preguntó “entonces, no tiene final”. Fui enfático: “no, por eso la compré”.


4.
Después de ver “Esto huele mal”, un amigo que pensaba verla me pidió que le contara un poco el argumento. Yo iba muy bien describiendo los personajes y las tramas, hasta que llegué al final. Allí, ya sin más datos en la memoria, simplemente le dije… “vaya véasela, y aproveche para contarme el final porque se me olvidó”.


Voy a terminar ya este texto para ser consistente con su idea principal: No sé si por falta de interés o de memoria, TENGO UN PROBLEMA INMENSO CON LOS FINALES.

Comentarios

Carlos Vásquez dijo…
Para mi los finales son simplemente... Además, creo que un texto sin un buen final,pues es como si... Lo que me llama la atención de tu escrito es la forma como... No se por que alguien debería pensara tanto en... si al final los finales no son sino...

Verdad que esto es solo un...

Car..

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