La Buena Educación


Supe de él cuando su recorrido diagonal fue a dar justo a mi costado. Cerca de mi oreja derecha tuve pronto su voz; decía ser "amigo" del conductor, y pertenecer a los del combo de arriba. Luego, manifestó literalmente: "Calidoso... ayúdeme por ahí con un billetico para ajustar una vuelta". Tan asustado como estaba, intenté sacar de mi bolsillo una moneda de la más baja denominación; salió una de quinientos. Qué le vamos a hacer, es mejor no arriesgarse y entregársela. Cuando la moneda estuvo en sus manos, el personaje la miró como diciendo que esperaba más, y repuso: "Bueno... está bien... aguanta", y luego de una pausa añadió "Gracias parcero; si necesita algún cruce, de una; pregunta por mí allá en el combo, que todo bien".
Cerca del aeropuerto el tipo se bajó, luego de haberme comentado que siquiera no había tenido que atracarme. Entre la risa y el escándalo, yo sólo tuve tiempo de agradecer que el sujeto no se hubiera interesado por mi morral, dode mi portátil esperaba un nuevo día de trabajo.
Justo cuando llegué a la oficina, comencé a escribir este "post" donde solicito ayuda para saber si me atracaron o no.

Comentarios

Anónimo dijo…
si no hay arma, no haya atraco.
Carlos Vásquez dijo…
Es que acaso necesita ver uno a un tipo rojo con cachos y un tenedor gigante, para decir que hay un diablo.

Por supuesto que hay atraco. La coerción es un arma mortal.
Anónimo dijo…
¿coersion o miedo?, y el miedo si es un arma mas peligrosa que las de fuego.

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