Una cancion, para ti, para...
Intro
Noche de bar: cervezas y canciones. Al entrar, la mesera me ofrece una sonrisa, acompañada de la carta de Licores, y la de Videos (Imagen a la carta, recuerdos bajo pedido). Un rincon me llama. Pronto pertenezco a este bar y él pertenece a mí. Me fusiono con sus esquinas, con sus canciones. Soy el bar, una canción, tal vez varias. Soy -mejor- un álbum: fragmentos de canciones con sus respectivos video-clips; historias super-puestas, de-puestas y contra-puestas. O quizá sólo una: la de un aficionado a la música deseando que la música se aficione a mí.
Media hora luego, acude la esperada canción, ésa que ordené junto a mi cerveza ante la presencia sonriente de la mesera. Mi canción también es la favorita de varios asistentes al lugar. Empieza, con ella, a re-crearse el mundo desde la memoria en clave de los Guns. Existo diferente en la vida, de la cual esta canción es ya mi banda sonora. Decidí, en medio de la noche y las risas, pensar las canciones.
Theme
Supe que una de las razones por las cuales la poesía ya no es el más popular canal de sentimientos entre la gente, es, de seguro, el auge de la canción comercial. Sin ella, cuántas relaciones no habrían existido, y cuántos de nosotros tampoco. Basta escuchar las melodramáticas palabras dedicadas entre los amantes y los ex-amantes en los programas radiales. Porque, está claro, la música suena a radio. En muchas ocasiones fue la empleada de nuestra casa de infancia, y su particular "chicarra" (de marca Sanyo, Panasonic o Toshiba), quien nos enseñó la apreciación musical básica. Las primeras notas de nuestro recuerdo suenan al radio de la cocina. Si nos gusta o no el vallenato, la balada, la ranchera o la guasca, tiene bastante que ver con ella.
Pre-Chorus
En mi ejercicio de pensar en esas canciones de infancia, vinieron a mí muchos versos resonantes:
"Tarde o temprano / Algún sueño se cumple / Y pasan los días / Sin que el cielo se nuble..."
"Morir de amor / Y no morirme solo en desamor..."
"Ahora que te busco y tú no estás, recuerdo / Y sólo la tristeza quiere hablar, conmigo..."
"Dueño de ti, dueño de qué, dueño de nada..."
"Adiós chico de mi barrio / Adónde de prisa vas así / Pasas en bicicleta / Y no te puedo alcanzar"
"No por favor / No dudes más de mí / No por favor / No tientes al amor "
"Sin embargo esperaba que te quedaras, pero el agua hay que dejarla correr / Mientras yo me tragaba palabras que no pude decir / Y si el viento hoy sopla a tu favor / Yo no te guardaré recor, oh... / Claro que sé perder / No será la primera vez / Hoy te vas tú mañana me iré yo..."
Chorus
Sí. Vinieron muchos versos, preludios, "crescendos", coros, inflexiones... pero pocos títulos. Me enteré de cuán difícil es recordar el títullo de una canción. Lo impactante es, por lo general, un pedacito, que repetimos con insistencia, y ante el cual pedimos a nuestros amigos del bar lo más selecto de su atención. Pareciera que ese fragmento fue escrito especialmente para nosotros (Puede que hayas nacido en la cara buena del mundo / Yo nací en la cara mala / Llevo la marca, del lado oscuro...)
Sin embargo, cuando vamos a referirle la canción a un amigo, ese verso en especial, se nos olvida, se vuelve ajeno a nosotros, y debemos tomar impulso desde una estrofa cercana o desde un coro para llegar a ese que tanto queremos recordar.
Ending
A veces, la repercusión de esas pocas palabras son convertidas en verdaderos rituales masoquistas: Cuando estamos despechados todas las canciones nos salen. Y nos gusta repetirla muchas veces. Respiramos por la herida, cantamos Por Ella, Con Ella y En Ella.
Coda
Suena otra de mis favoritas. En realidad es la última, pues la cuenta que no pedí ya descansa en la mesa. Sin sentirlo, he recorrido toda una geografía, cuyos relieves son acústicos, eléctricos y electrónicos. He ido y vuelto a mi adolescencia. Recordé algunos besos de tarde lluviosa, ejercicios de matemáticas sin terminar, últimas hojas de cuaderno colegial plagadas de mensajes cursis... Es hora de volver a casa. Seguiré pensando en las canciones.
*Carlos Andrés*
Noche de bar: cervezas y canciones. Al entrar, la mesera me ofrece una sonrisa, acompañada de la carta de Licores, y la de Videos (Imagen a la carta, recuerdos bajo pedido). Un rincon me llama. Pronto pertenezco a este bar y él pertenece a mí. Me fusiono con sus esquinas, con sus canciones. Soy el bar, una canción, tal vez varias. Soy -mejor- un álbum: fragmentos de canciones con sus respectivos video-clips; historias super-puestas, de-puestas y contra-puestas. O quizá sólo una: la de un aficionado a la música deseando que la música se aficione a mí.
Media hora luego, acude la esperada canción, ésa que ordené junto a mi cerveza ante la presencia sonriente de la mesera. Mi canción también es la favorita de varios asistentes al lugar. Empieza, con ella, a re-crearse el mundo desde la memoria en clave de los Guns. Existo diferente en la vida, de la cual esta canción es ya mi banda sonora. Decidí, en medio de la noche y las risas, pensar las canciones.
Theme
Supe que una de las razones por las cuales la poesía ya no es el más popular canal de sentimientos entre la gente, es, de seguro, el auge de la canción comercial. Sin ella, cuántas relaciones no habrían existido, y cuántos de nosotros tampoco. Basta escuchar las melodramáticas palabras dedicadas entre los amantes y los ex-amantes en los programas radiales. Porque, está claro, la música suena a radio. En muchas ocasiones fue la empleada de nuestra casa de infancia, y su particular "chicarra" (de marca Sanyo, Panasonic o Toshiba), quien nos enseñó la apreciación musical básica. Las primeras notas de nuestro recuerdo suenan al radio de la cocina. Si nos gusta o no el vallenato, la balada, la ranchera o la guasca, tiene bastante que ver con ella.
Pre-Chorus
En mi ejercicio de pensar en esas canciones de infancia, vinieron a mí muchos versos resonantes:
"Tarde o temprano / Algún sueño se cumple / Y pasan los días / Sin que el cielo se nuble..."
"Morir de amor / Y no morirme solo en desamor..."
"Ahora que te busco y tú no estás, recuerdo / Y sólo la tristeza quiere hablar, conmigo..."
"Dueño de ti, dueño de qué, dueño de nada..."
"Adiós chico de mi barrio / Adónde de prisa vas así / Pasas en bicicleta / Y no te puedo alcanzar"
"No por favor / No dudes más de mí / No por favor / No tientes al amor "
"Sin embargo esperaba que te quedaras, pero el agua hay que dejarla correr / Mientras yo me tragaba palabras que no pude decir / Y si el viento hoy sopla a tu favor / Yo no te guardaré recor, oh... / Claro que sé perder / No será la primera vez / Hoy te vas tú mañana me iré yo..."
Chorus
Sí. Vinieron muchos versos, preludios, "crescendos", coros, inflexiones... pero pocos títulos. Me enteré de cuán difícil es recordar el títullo de una canción. Lo impactante es, por lo general, un pedacito, que repetimos con insistencia, y ante el cual pedimos a nuestros amigos del bar lo más selecto de su atención. Pareciera que ese fragmento fue escrito especialmente para nosotros (Puede que hayas nacido en la cara buena del mundo / Yo nací en la cara mala / Llevo la marca, del lado oscuro...)
Sin embargo, cuando vamos a referirle la canción a un amigo, ese verso en especial, se nos olvida, se vuelve ajeno a nosotros, y debemos tomar impulso desde una estrofa cercana o desde un coro para llegar a ese que tanto queremos recordar.
Ending
A veces, la repercusión de esas pocas palabras son convertidas en verdaderos rituales masoquistas: Cuando estamos despechados todas las canciones nos salen. Y nos gusta repetirla muchas veces. Respiramos por la herida, cantamos Por Ella, Con Ella y En Ella.
Coda
Suena otra de mis favoritas. En realidad es la última, pues la cuenta que no pedí ya descansa en la mesa. Sin sentirlo, he recorrido toda una geografía, cuyos relieves son acústicos, eléctricos y electrónicos. He ido y vuelto a mi adolescencia. Recordé algunos besos de tarde lluviosa, ejercicios de matemáticas sin terminar, últimas hojas de cuaderno colegial plagadas de mensajes cursis... Es hora de volver a casa. Seguiré pensando en las canciones.
*Carlos Andrés*
Comentarios
¡Qué pena con el profe! Será que no me la recibe. Todavía recuerdo donde queda mi colegio.
Se te ve poco por acá, pero cuando escribís tenés una fuerza tremenda.
Tu amigo,
CARLOS VÁSQUEZ
Sobre la tarea... también habría que escribir. Hay tareas que nos han marcado. Yo recuerdo especialmente una tarde de música y tareas de los once años; era 1991, estaba solo en mi casa. Hacía las tareas mientras escuchaba Veracruz. Recuerdo varias de las canciones de esa tarde, que me sabe a nostalgia e inocencia.
Le debemos mucho a las canciones, definitivamente.
»
Me identifiqué mucho con este escrito y sé que muchas personas, al igual que nosotros, también recordarán muchos momentos claves de su vida...