Recuerdos del Bosque

Por Carlos Eduardo


La piel del agua se abrió con sutileza. La mujer desapareció dentro del universo líquido del río y reapareció justo al final del reflejo solar.  Su acompañante la miró sin interés, asumió que la chica era parte del paisaje y se durmió de inmediato.

Ella nadó de espaldas buscando el cielo con su mirada, ensayó un par movimientos sincrónicos y alcanzó la otra orilla, luego de un par de brazadas. Mis ojos la espiaban desde los matorrales. El deleite de su piel blanca y mi soledad se atraían.

Ella emergió del agua y yo de la umbría. Me miró y se acercó. Tenía una linda sonrisa y los ojos todavía impregnados de cielo.  Estiró su mano y acarició mi lomo. Una descarga eléctrica me recorrió de punta a punta. Me retiré espantado. Ella me siguió bosque adentro.

Repuesto de la impresión inicial, me dejé alcanzar, aunque huí dos veces más por pura precaución.  Luego me quedé quieto. Ella tomó mi cara entre sus manos y levantó mi rostro asombrado. Quise huir de nuevo y busqué con la mirada una ruta de escape.

Acarició largamente mi cuerpo y rozó con la punta de sus dedos uno de mis muslos. “¡Qué fuerte eres!”, me dijo.  Yo me dejaba hacer y lo disfrutaba...

Pero, en definitiva, el momento más emocionante fue cuando me levantó en sus brazos, me sacudió con ternura y me dijo: “Eres la ardilla más hermosa que he visto en mi vida…”

Desde ese momento, supe que la amaría por siempre.

Comentarios

Anónimo dijo…
EXCELENTE!
Anónimo dijo…
hermoso
Anónimo dijo…
HOLA CARLOS ME GUSTÓ MUCHO LO QUE ESCRIBIS,YO TENGO ALGUITO POR AHI SI ME ANIMO TE LO MANDO,

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