Tríptico: Dos

No son pocos los cuidados que deben tenerse con los que sueñan escribir. Si al menos soñaran con volar, habría una serie interminable de contundentes argumentos para retraerlos de su propósito. Pero aquí no es posible. Tan sólo aprenden sus primeras palabras, y a se los ve por ahí mirando distinto; y lo peor: haciendo preguntas. Como tantos siglos de humanidad nos han enseñado, no hay nada más peligroso que un ser acechando preguntas; ellos son como cazadores que tiran flechas al aire; el problema es que aire siempre va a haber. Así las cuentas, tenemos dos peligrosos seres: los inquietos y los escritores. Pues bien, aquí tenemos a este personaje, hasta ayer corriente, padre de familia, trabajador abnegado y gris, quien ayer vio por accidente una extraordinaria película, y ahora se encuentra pensando: ¿por qué hoy, en un día tan corriente, yo tan normal, estoy escribiendo esto en las hojas sobrantes del cuaderno de mi hija?

Comentarios

Entradas populares