Coronel no tiene Emails
Por Carlos Vásquez
De inmediato, Coronel redactó su respuesta y espero noticias a vuelta de correo. Jamás llegaron. Ese fue el inicio de un ataque epistolar encarnizado que emprendió el ingeniero. Luego, cambió las cartas por las llamadas desde Telecom a los Estados Unidos que le consumían la tercera parte de su salario.
Cuando Internet llegó a Colombia, Coronel descubrió que la universidad de sus sueños tenía un Website y su primer email fue para ellos. El mensaje fue milagrosamente contestado. En la respuesta le decían que no comprendían que había pasado, pero que estaban dispuestos a compensarle el error con largueza.
De ahí en adelante no pasó un solo día en que Fernando Coronel no escribiera un email a Harvard. Primero, en tono de súplica, luego en un estilo solemne y finalmente, en el tono agresivo que le daba el derecho a una beca que había esperado por más de media vida.
El último mensaje sólo contenía una palabra. Por cierto, muy poco inspirada en la tradición y respetabilidad de Harvard: "¡Shit!"
(Inspirado en “El coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez)
Fernando Coronel, un veterano ingeniero de
sistemas caleño que ha dado todas las batallas desde que los computadores
usaban tarjetas perforadas, espera hace más de 30 años una beca en Harvard.
La razón: hace tres décadas, Coronel
encontró sobre su escritorio de profesor una carta de la prestigiosa universidad. En ella lo invitaban a desarrollar el primer
posgrado en comunicación digital en el mundo.
Los gastos iban de cuenta de los americanos.
De inmediato, Coronel redactó su respuesta y espero noticias a vuelta de correo. Jamás llegaron. Ese fue el inicio de un ataque epistolar encarnizado que emprendió el ingeniero. Luego, cambió las cartas por las llamadas desde Telecom a los Estados Unidos que le consumían la tercera parte de su salario.
Cuando Internet llegó a Colombia, Coronel descubrió que la universidad de sus sueños tenía un Website y su primer email fue para ellos. El mensaje fue milagrosamente contestado. En la respuesta le decían que no comprendían que había pasado, pero que estaban dispuestos a compensarle el error con largueza.
De ahí en adelante no pasó un solo día en que Fernando Coronel no escribiera un email a Harvard. Primero, en tono de súplica, luego en un estilo solemne y finalmente, en el tono agresivo que le daba el derecho a una beca que había esperado por más de media vida.
El último mensaje sólo contenía una palabra. Por cierto, muy poco inspirada en la tradición y respetabilidad de Harvard: "¡Shit!"
(Inspirado en “El coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez)
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