Para mi Hermano
Escrito Cotidiano por Jonatan Gómez
Era un día congestionado en el centro de Medellín. Me encontraba en La Alpujarra. Me dirigía a una de las oficinas de este sitio y de repente, en el camino, vi un ramo de flores poco adornado con un letrero incoherente que decía : “Para mi hermano del alma, el de la moto.” No lo entendí y sigo sin entenderlo. Me pareció muy extraño, pero seguí mi camino hacia la oficina. Allí me dijeron que tendría que esperar dos horas. Decidí sentarme cerca del ramo misterioso; oía que la gente murmuraba sobre un magistrado que quiso quitarse la vida. Observé como al momento, se formó un círculo de curiosos y como el “chisme” corría rápidamente. Personas de paso, de toda clase que observaban por un instante y se alejaban. En ese momento llegó a mi mente el pensamiento de la linda Colombia en la que nos encontramos, que no hay otra igual y que sus habitantes tienen una forma de ser muy particular.
Era un día congestionado en el centro de Medellín. Me encontraba en La Alpujarra. Me dirigía a una de las oficinas de este sitio y de repente, en el camino, vi un ramo de flores poco adornado con un letrero incoherente que decía : “Para mi hermano del alma, el de la moto.” No lo entendí y sigo sin entenderlo. Me pareció muy extraño, pero seguí mi camino hacia la oficina. Allí me dijeron que tendría que esperar dos horas. Decidí sentarme cerca del ramo misterioso; oía que la gente murmuraba sobre un magistrado que quiso quitarse la vida. Observé como al momento, se formó un círculo de curiosos y como el “chisme” corría rápidamente. Personas de paso, de toda clase que observaban por un instante y se alejaban. En ese momento llegó a mi mente el pensamiento de la linda Colombia en la que nos encontramos, que no hay otra igual y que sus habitantes tienen una forma de ser muy particular.
Comentarios