ALGO MÁS... DICES?
Carlos Eduardo Vásquez
Y ella le dijo a su amado: “Me has dado casi todo, y mucho te lo agradezco, pero ahora es preciso que me entregues lo poco que todavía queda de ti”.
Él, confundido, tomó su corazón envuelto en mil fracasos, su alma entristecida por el dolor, un ramo de sus pecados más ocultos y se los ofreció a ella con algo de vergüenza.
Él, confundido, tomó su corazón envuelto en mil fracasos, su alma entristecida por el dolor, un ramo de sus pecados más ocultos y se los ofreció a ella con algo de vergüenza.
Ella sonrió con dulzura… “No me refería a eso, tontito”.
Acto seguido, acercó la boca a su cuello y sin previo aviso clavó sus colmillos en la carne palpitante.
Acto seguido, acercó la boca a su cuello y sin previo aviso clavó sus colmillos en la carne palpitante.
Él cerró los ojos mientras escuchaba los cartílagos quebrarse, los tendones rasgarse y la sangre escapar a borbotones en el beso de la muerte.
Y entendió...
Después de tantos años, al fin él y su amada se habían encontrado en la irredimible honestidad del amor.
Y entendió...
Después de tantos años, al fin él y su amada se habían encontrado en la irredimible honestidad del amor.
Comentarios
PD: Le adjunto una casilla en la que me encuentro diariamente online.
guidocorsalini@hotmail.com
Seguro que hasta Bram Stoker con su "Drácula", y Manuel Puig con su "Beso de la mujer araña", aceptarían la validez de esta inmensa brevedad de palabras, que sin aspavientos desemboca en una lectura deliciosa.
Aplauso mil, Carlos.
Ricardo - Linde5